Contribuir a una vida mejor

No tuve la oportunidad de estudiar en la UNAM, pero sí el privilegio de trabajar en apoyo de nuestra Máxima Casa de Estudios. Al terminar mi licenciatura en Derecho en el ITAM, laboré en un despacho privado y luego me incorporé a la Administración Pública Federal en diversos puestos que tenían que ver con la atención de la población más necesitada y vulnerable de nuestro país. Siguiendo las enseñanzas de mis padres, me he concentrado en el ámbito del servicio social a la comunidad. Primero trabajé en el Departamento del Distrito Federal, en Socicultur, como directora de Acción Social. Posteriormente en el IMSS, en Guarderías, y más adelante en la Secretaría General de la UNAM. Fue ahí donde tuve el privilegio de conocer la extraordinaria labor que cumple la Universidad en las tres grandes áreas que por ley tiene a su cargo: la docencia, la investigación y la difusión de la cultura.
Durante los últimos 11 años he tenido la oportunidad de asomarme a las actividades de la UNAM en todos los ámbitos de la cultura, y me sorprendo cada día de lo mucho que abarca y de la profundidad con que lo hace; estoy segura que el México de hoy sería muy distinto de no haberse creado la Universidad Nacional en 1910.
Sin embargo, quiero decir que donde está mi corazón atrapado es con la gente de la UNAM. En ella he conocido a grandes científicos, médicos, humanistas, abogados, ingenieros, astrónomos, matemáticos, escritores y artistas, quienes, más allá de su profesión específica, son grandes seres humanos y buenos amigos, si bien con sus diferentes puntos de vista sobre el mundo, la sociedad, la política, la religión, entre otros temas, pero siempre respetando la pluralidad que es la esencia de nuestra Máxima Casa de Estudios.
En la Universidad se aprende no sólo a conocer el pasado de México, para así poder entender nuestro presente, también se exploran las opciones que se le abren al país en el futuro. Recientemente, con el apoyo de la Secretaría General de nuestra Institución y bajo la dirección del presidente de la Fundación UNAM, se realizaron cinco Foros 20-20, con la finalidad de explorar, con la entusiasta participación de los coordinadores de las distintas áreas de la UNAM, los posibles escenarios en la docencia y la investigación para los próximos 20 años, tanto en nuestra Máxima Casa de Estudios, como en nuestro país y en el mundo. La UNAM se convierte así en brújula e institución vigía del futuro posible de México y la Universidad en los próximos años.
Desde luego, para mí la parte más sensible de lo que ocurre en la UNAM son los estudiantes, y en este universo de 338 mil alumnos de bachillerato, licenciatura y posgrado nos encontramos de todo, integrantes de todos los estratos sociales, económicos y culturales, inclusive extranjeros, muchos de los cuales tienen carencias básicas para poder seguir estudiando, y en mi actual responsabilidad como directora de la Fundación UNAM, el apoyo que se puede brindar a estos jóvenes muchas veces hace toda la diferencia en sus vidas. Desde luego está el rubro de las becas, que es el programa toral de la Fundación, mediante el cual se consigue que su vida sea mejor y se contribuye a mejorar también la de todos los que los rodean.
En la Fundación UNAM otorgamos aproximadamente 50 mil becas al año. Éstas son principalmente de manutención, alimentación, movilidad y excelencia, entre otras. Asimismo, la Fundación apoya varios programas de investigación y de difusión de la cultura por medio de proyectos como el del Centro de Neurobiología Infantil, en el campus de Juriquilla, Qro., y los relativos a diferentes actividades culturales de nuestra Alma Mater. Estoy convencida de que debemos apoyar a la Fundación UNAM, que es una asociación civil creada por universitarios y amigos de la UNAM para apoyar las tareas que tiene a su cargo, y que gracias a la generosidad de quienes nos apoyan consiguen, “hacer posible lo imposible”. Por ello los invitamos a que nos sigan apoyando para poder cumplir con esta tarea que sin su ayuda no se podría realizar. Estamos a sus órdenes en www.fundacionunam.org.mx.
Por: Araceli Rodríguez de Fernández, Directora Ejecutiva de Fundación UNAM
Fuente | El Universal
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