Luis Ramón Carazo Preciado

Nuestra UNAM
Nuestra UNAM, y afirmo nuestra porque día con día cumple con apoyar a la docencia, a la investigación científica y a difundir la cultura consistente con su historia desde que fuera Real y Pontificia la Universidad Nacional y, a partir de 1929, Autónoma de México.
Es incontable el cúmulo de aportaciones de la UNAM y uno de sus beneficiarios es el que escribe, pues mi educación desde la secundaria y preparatoria transcurrió en la calle Licenciado Verdad, donde se ubicó la Preparatoria 2; dos carreras cursé en la Facultad de Contaduría y Administración; el inglés lo aprendí en el Centro de Enseñanza de Lenguas Extranjeras y además fui catedrático de mi Facultad varios años.
Me resulta emocionante escribir estas letras que me traen recuerdos gratos en época en la que la humanidad libramos una guerra mundial con la pandemia. La labor cotidiana de la UNAM, sus salones de clase, sus laboratorios y museos, sus salas de arte, entre otros, son recintos que propician riqueza intelectual personal y colectiva.
En sus aulas tuve la fortuna de tener (entre muchos extraordinarios profesores) a María Edmeé Álvarez, una de las mujeres más cultas en la literatura en español que haya tenido nuestro país, y al oaxaqueño Andrés Henestrosa, gran escritor, en alguna época senador de México y charlista inolvidable.
En los campos deportivos de la Ciudad Universitaria, representando a la UNAM, entrené, jugué y soñé (sólo eso) con ungirme futbolista profesional. En la Facultad de Contaduría y Administración fui alumno de, entre otros grandes maestros, Ricardo Mora Montes, y empecé mi carrera de tiempo parcial de profesor, mucho, muchos le debemos a la UNAM.
El agradecimiento surge cuando nos sentimos en deuda con otro, porque nos ha producido algún bien, nos ha prestado un servicio o nos ha hecho un regalo; recordar nuestro pasado es útil para vernos tal y como somos hoy. Entre las múltiples experiencias que nos permite nuestro mundo emocional se encuentra el sentimiento de nostalgia, así recuerdo mis muchos años en la UNAM.
De pronto, uno se siente invadido por las sensaciones del ayer y se da cuenta de que no es un mero ejercicio de la memoria; ocurre entonces que, de aquellas emociones, se despierta un enorme sentimiento que cubre todo nuestro ser con el recuerdo; es como si de golpe todo el pasado quedara resumido en un momento. Fue lo primero que se me vino a la mente cuando escuché que la UNAM había abierto el Centro de Diagnóstico Covid-19 para la atención del público en general, ubicado en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
Ojalá y en México nos demos cuenta de que estamos ciegos y que, para empezar a ver, necesitamos impulsar a la educación pública y privada en todos los niveles, si es verdad que los mexicanos queremos un país distinto para las próximas generaciones. No me parece que haya opción, invirtiendo en la UNAM y en todas las instituciones académicas, impulsamos a México, que nos quede claro, y actuemos en congruencia con el futuro que no perdonará a los medrosos.
Quien ha dado un paso adelante ya desde hace más de 25 años es la Fundación UNAM, otorgando más de 70 mil becas de diferente naturaleza; unas de ellas, las de movilidad, abren durante un semestre las principales puertas de las universidades del mundo.
Su presidente, Dionisio Meade, con sus voluntarios y donadores, han comprendido y están tratando de resolver el gran problema del país: el de la educación; el de la educación con pertinencia y calidad, el de la educación pública y laica, el de la educación que es equitativa en su acceso e innovadora en sus contenidos, el de la educación que nos vuelve seres humanos críticos y creativos.
Dionisio nos propone concertar, en lugar de abrir más campos absurdos de batalla; cabría entenderlo y hacer algo al respecto. Hoy, al leerme, por favor conmigo entone un Goya que nos impulse a estar con ánimo de darle la vuelta a la pandemia.
¡Cachún Cachún Ra Ra! ¡Goya, Goya, Universidad!
Consejero y consultor de empresas. Miembro del Strategic Leadership Forum. Maestro de asignatura del ITAM. WU 5523004668