La Salud Mental en el deporte

La exigencia a los deportistas puede llevar a la gloria, pero también al colapso. Este año, los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 han abierto nuevamente el debate de la salud mental en atletas, tras el retiro de distintas competencias de la mejor gimnasta estadounidense, Simone Biles, por episodios de ansiedad.
Simone ha luchado en distintas ocasiones de su vida, su madre biológica tuvo problemas relacionados con el abuso de sustancias psicoactivas, por ello tuvo que vivir en hogares sustitutos en Columbus, Ohio. Además, fue una de las víctimas de abuso del entrenador, Larry Nassar, acusado por violencia hacia distintas atletas estadounidenses.
Simone, ha sido una atleta prodigiosa, desde sus inicios hasta el día de hoy. En Rio 2016 explotó su potencial ante el mundo con saltos y rutinas que ningún otro podría realizar, sin embargo, la exigencia de un país completo, el miedo al fracaso y el ser obligada a la perfección, han hecho que ella “sienta el peso del mundo sobre sus hombros”, según comentó recientemente en sus redes sociales.
Recientemente, Biles ha desistido de estar en distintas finales de gimnasia, tanto en equipo como en individual; todo por el bien de su salud mental pues dice que aunque físicamente se encontraba bien, mentalmente necesitaba dar un paso al costado.
Tenía que proteger mi mente, no podía salir y hacer lo que todo el mundo quería que hiciese. No confío en mí misma tanto como antes. En estos juegos ha habido un par de días en los que he sentido el peso de todo el mundo en mis espaldas. No soy sólo una deportista, soy también persona y simplemente necesitaba dar un paso a un lado”.
El psicólogo de la Dirección General del Deporte Universitario (DGDU), Carlos Vázquez Villegas, indicó que hay una línea muy delgada entre la exigencia y la explotación emocional, más cuando tal exigencia está consensuada por el atleta o una familia para conseguir un sueño olímpico, un sueño nacional o un campeonato.
Agregó que se debería trabajar en el cuidado emocional en el deporte. Tenemos protocolos que más o menos se siguen donde podemos identificar abuso infantil, abuso sexual, pero no hay nada que nos diga que hay un abuso emocional. En este entorno no veo ningún reglamento, no lo veo aplicado de ninguna manera. Haría falta, desde un enfoque legal, empezarlo a trabajar, comentó.
Simone, no ha sido la única deportista que ha alzado la voz por la salud mental, ella incluso, mencionó haberse inspirado en Naomi Osaka, tenista haitiana-japonesa, ganadora de cuatro torneos de Grand Slam ,dos US Open y dos Australianos; quien hace poco tomó una pausa en su carrera para sanar su salud mental.
En 1992 Jennifer Capriati ganó la medalla de oro en el tenis de la Olimpiada de Barcelona a los 16 años. En 1994 dejó su exitosa carrera y tuvo problemas con abuso de drogas; aceptó haber considerado el suicidio por el estrés que le generaba competir.
En 2009, Serena Williams reaccionó violentamente contra una juez de línea que le marcó una falta, y le dijo: “Voy a matarte”. Serena fue multada y admitió que su reacción fue por la presión de triunfar.
En 1997, Oliver McCall rompió en llanto al final del cuarto asalto en el combate contra Lennox Lewis por el campeonato mundial de los pesos pesados. Después declaró que había sufrido un colapso nervioso.
La basquetbolista australiana y estrella de la WNBA Liz Cambage anunció, una semana antes del comienzo de Tokio 2020, que no participaría debido a problemas de salud mental. Fue la primera baja de estos juegos por esa razón.
De acuerdo con el ‘Informe de epidemiológico de salud mental en el deporte’, realizado por las empresas Euroamericas Sport Marketing y Sport Hub Innovation Center, cuatro de cada 10 deportistas revelaron sufrir ansiedad.
Además, dos de cada 10 deportistas sufrieron de depresión en algún momento de su carrera: 25% la atraviesan actualmente y el otro 45% indicaron haberla sufrido en el pasado.