Blanca Alicia Delgado Coello

Soy totalmente Puma
Mis padres no fueron universitarios. Mi madre vio frustrados sus intentos por ingresar a la escuela secundaria (“porque había hombres”, decía mi abuelo) y continuar estudiando; tal situación marcó la pauta para que su descendencia tuviera acceso a una mejor educación. Así, mi madre tuvo la inteligencia de alentar a que todos sus hijos, cinco varones y tres mujeres, estudiáramos hasta donde nos lo permitiera la educación pública y nuestras propias capacidades. La oportunidad de estudiar sí que hizo diferencia en mi vida.
Después de mi paso por la entrañable Secundaria 4, acudí al Estadio Azteca para presentar el examen de admisión al bachillerato. Y mi primer partido de fútbol sucedió en el Estadio Olímpico Universitario, apoyando a los Pumas de la UNAM.
Cerca de dos tercios de mi vida he sido universitaria. En el Colegio de Ciencias y Humanidades aprendí estrategias para buscar información de diversas fuentes, adquirí las bases para un pensamiento crítico y reafirmé mi vocación. En la Facultad de Ciencias, mientras estudiaba Biología, me enamoré de la bioquímica, así que acomodaba mis materias para asistir también los sábados a clases, ¡así fueran a las 7:00 AM! En la misma Facultad, cursé la maestría en Ciencias, con especialidad en Biología Celular, gracias al apoyo de una beca otorgada por la UNAM.
En 1991, ingresé como académica al Instituto de Fisiología Celular (IFC), en el hermoso campus de Ciudad Universitaria. Aunque inicié en la neuroquímica, en la UNAM las membranas biológicas y la bioquímica hepática se volvieron mi nueva pasión. Los Técnicos Académicos comprenden un sector de la comunidad universitaria comprometido, altamente profesional y cada vez mejor preparado, que tiene mucho que aportar y mucho que expresar. Es precisamente motivada por esa convicción que he escrito estas líneas. Es un orgullo ser una de las cincuenta y nueve mujeres, de un total de noventa y dos Técnicos Académicos que laboran en el IFC y poder contribuir a sus logros.
Mi experiencia en la UNAM ha sido todo, menos aburrida. Los procesos que estudiamos nos sorprenden, siempre surgen nuevas preguntas que resolver mediante la experimentación y nunca dejamos de aprender. Además, la convivencia con los estudiantes nos revitaliza y enriquece nuestra perspectiva de la vida en general. Hoy en día, mantengo contacto y amistad con colegas que han pasado por el laboratorio durante estos años.
La UNAM es rica por su historia y por su pluralidad; es una institución generosa que nos permite trabajar en lo que nos apasiona y cuyo rico acervo de información nos ayuda a divulgar la ciencia ‒lo cual disfruto enormemente‒. Es motivante que estudiantes de un amplio espectro, de todo el mundo, lean mis trabajos con cierta avidez.
La Fundación UNAM realiza esfuerzos para apoyar a estudiantes de bajos recursos y otras causas, por lo que la aportación es necesaria, más aún en estos tiempos tan precarios. Con seguridad, hay alguien esperando esa oportunidad, ese chispazo que le diga que es posible; así que la contribución es no sólo una forma de retribuir lo que como universitaria he recibido, sino la mejor inversión para nuestro país.
Cuando me preguntan si considero retirarme en un futuro cercano, con certeza respondo que no, ¡no me imagino ocupando mi tiempo en otra actividad! Pero después de una introspección y haciendo a un lado cualquier egoísmo, diría que mientras planeo un retiro digno, tengo el deber fundamental de hacer espacio a las nuevas generaciones, que también merecen experimentar la enorme sensación de ser totalmente Puma.
Técnica Académica Titular “C”, Instituto de Fisiología Celular
Redes académicas
https://www.researchgate.net/profile/B_Coello
https://loop.frontiersin.org/people/166467/overview
Fuente:https://www.eluniversal.com.mx/