UNAM y Japón estudian peligro asociado a terremotos y tsunamis

La UNAM e instituciones japonesas instalarán por primera vez en nuestro país, una red sismogeodésica en tierra y mar a fin de evaluar el peligro asociado a grandes terremotos y tsunamis en la costa del Pacífico mexicano.
En la costa guerrerense, en el Pacífico mexicano, hay una zona conocida como la Brecha de Guerrero, que va de Acapulco a Papanoa, donde hace más de 100 años no se producen sismos de magnitud significativa (mayor a 7).
Como parte del proyecto “Evaluación del peligro asociado a grandes terremotos y tsunamis en la costa del Pacífico mexicano para la mitigación de desastres”, se generarán modelos computacionales de terremotos y tsunamis para cuantificar el peligro asociado a esos fenómenos.
Asimismo, con base en mapas, se evaluará el riesgo que suponen otros elementos, como la exposición y vulnerabilidad de asentamientos en la costa, y se diseñarán planes educativos y de concientización de la población para mejorar las medidas preventivas.
Víctor Manuel Cruz Atienza, responsable del proyecto en México, e investigador del Instituto de Geofísica (IGf), detalló que hace un año inició oficialmente la colaboración con instituciones japonesas, con el objetivo principal y ambicioso de mitigar los riesgos por ese tipo de fenómenos naturales.
Por su parte, Vala Hjörleifsdóttir, también investigadora del Instituto, destacó que se consiguieron los instrumentos científicos para el proyecto y ya llegaron los primeros, que serán instalados en el mar este mismo año. Asimismo, expuso que se están implementando los métodos numéricos que se requieren para la modelación computacional.
“Tenemos un fuerte intercambio con los japoneses y una parte del proyecto se refiere a la transferencia de tecnología, al aprendizaje de lo que ellos han hecho”.
Refirió que este proyecto consiste en un gran esfuerzo de instrumentación en la Brecha de Guerrero, donde hay evidencia de que han ocurrido varios sismos importantes –al menos siete– en los 20 años previos al último, que aconteció en 1911.
Explicó que si en ese sitio se da un terremoto comparable al de 1985, los efectos, según estimaciones de científicos, podrían ser de dos a tres veces más devastadores, ya que la distancia es 150 kilómetros menor a la del lugar donde se originó el de 1985.
Además, junto a la Brecha, hay otro segmento de tierra, de Acapulco hacia el sur, donde desde hace 60 años tampoco se registra un sismo grande; ahí se produjo el temblor que en 1957 tiró al Ángel de la Independencia, en el Paseo de la Reforma. Por ello “comienza a ser potencialmente peligrosa”, dijeron los científicos.
La meta del proyecto, explicó Cruz Atienza, es generar información de calidad, de alta precisión, en mapas que nutrirán al Atlas Nacional de Riesgos por Fenómenos Naturales, para que las instancias de protección civil la utilicen. Contendrán, por ejemplo, información sobre la amenaza asociada, como las sacudidas máximas esperadas, o en caso de maremoto, la altura de las olas y su penetración en la costa.
La red sismogeodésica contendrá casi 80 instrumentos; su complejidad radica en la diversidad de aparatos que se instalarán y que miden diferentes parámetros.
De ese modo, la red contará con sismómetros y estaciones GPS de alta precisión. De igual manera, por primera vez en México, con sensores de presión hidrostática para medir el levantamiento o subsidencia del fondo oceánico, y dos estaciones con GPS acústicos.
Fuente: DGCS, UNAM