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“La Universidad me fogueó” -Luz Lajous

La UNAM ha sido un parteaguas en mi vida; es más, yo podría decir que casi el principal parteaguas en mi vida. Cuando yo entré a la Universidad Nacional Autónoma de México fue en el año de 1963 –estamos hablando ya de más de 50 años–, no era lo común que una mujer que venía de un colegio de monjas se incorporara a ella. Cuando lo hice, conocí México. También tomé conciencia que había una gran diferencia entre hombres y mujeres, y existían muchas dificultades para que las mujeres ingresaran al mundo de trabajo profesional. Descubrirlo y a la vez aprender a adaptarme a las circunstancias, a la realidad, fue parte de descubrir a México, lo cual me fue muy útil en ese momento y me ha seguido siendo muy útil toda mi vida.

La Universidad en esa época tenía estudiantes de todos los estados de la República, de todos los niveles socio-económicos, de todas las idiosincrasias, de todas las filosofías; era un mosaico de México. Y eso para mí fue importantísimo, venir de un mundo cerrado y abrirme al mundo que era México, conocerlo y quererlo.

Ésa es la parte social que me afectó. La parte profesional fue también muy importante, porque yo, ingenuamente, quería estudiar Ingeniería Civil, y cuando lo mencioné en mi casa mi padre no sólo se rió, me preguntó si estaba yo loca. Para mí fue un shock que yo no pudiera estudiar lo que quería. Y fue mi propio padre el que me guió hacia la carrera que finalmente seleccioné, que fue la carrera de Actuaría, en la Facultad de Ciencias.

Fue una muy buena decisión, me dio un instrumento con el cual enfrentarme a la vida profesional, me daba una ventaja competitiva sobre los demás. El hecho de que uno estudiara matemáticas en esa época, y matemáticas aplicadas al mundo de los negocios, permitía a uno tener asegurado el trabajo. Permitió que mi vida profesional fuera exitosa y que me tomaran en serio. En esa época se esperaba solamente que las mujeres se casaran y tuvieran a sus hijos. Para una mujer el incorporarse a la vida de trabajo no era fácil, pero para mí lo fue por ser universitaria. La UNAM ya me había fogueado para sobrevivir y para adaptarme a la vida.

Posteriormente, el trabajo que más satisfacción me dio fue como legisladora en las Cámaras de Diputados y de Senadores. Esa experiencia en parte era reproducir el ambiente que había yo vivido en la Universidad. Nuevamente me encontraba yo con todo México. Me encontraba yo con diputados y senadores, dependiendo en cuál de las Cámaras estaba, que eran de toda la República, que eran hombres y mujeres, que eran de todas las religiones, que eran de todos los niveles socio-económicos, que eran de todas las profesiones. Para mí fue un ambiente natural, yo me sentí como pez en el agua desde el día que entré a las Cámaras porque yo venía de la Universidad Nacional Autónoma de México. Así es que fue algo que me definió, me ayudó y me permitió ser quien soy.

Por principio, cuando uno recibe, tendría que saber dar, y entre más se recibe, más se debe de dar. Desgraciadamente, en México el espíritu filantrópico no existe todavía o no se ha desarrollado con la suficiente fuerza que debería de tener –estoy hablando de una filantropía generalizada, no de las personas que tienen grandes fortunas y que dan dinero, sino de lo que cada uno en lo individual, pueda y quiera dar. Si es poquito, poquito; si es mucho, es mucho.

Por ello yo entré desde su inicio a la Fundación UNAM. Nuestra Universidad es una gran Universidad, con muchos recursos, gran presupuesto, instalaciones increíbles, profesionistas de primera, maestros maravillosos y aunque la educación es gratuita tiene un estudiantado con muchísimas necesidades. Hoy casi todos los estudiantes universitarios requieren de ayuda económica y yo pienso que todos los que fuimos universitarios, todos los que recibimos algo de la Universidad tendríamos la obligación de dar algo, así fuese un peso al año, pero dar algo a la Fundación. Su principal objetivo es dar becas a los estudiantes, y si bien son mínimas, por lo menos sirven para que tengan la posibilidad de continuar sus estudios. La Fundación está logrando dar beca a todos los alumnos que sacan más de 8 de promedio, o sea, que muestran que quieren salir adelante. Pero nosotros en la Fundación no tenemos recursos suficientes para dar todo lo que se necesita. Por eso pienso que si cada ex alumno regresara a la UNAM algo de lo que ha recibido, tendríamos muchísimos más recursos. Si miles de personas nos diesen 10 pesos, 100 pesos, 1000 pesos al año, se tendría una buena cantidad de recursos. La Nacional ha sido la gran Universidad de México, es enorme; por ahí hemos pasado cientos de miles de alumnos. Entonces, si cada uno de los egresados le diera algo a los estudiantes de hoy, otro gallo cantaría.

Ahorita el Programa principal de la FUNAM es el de Becas, pero hemos empezado ya incipientemente a desarrollar otro par de programas que a mí me parecen importantísimos para los alumnos. Uno de ellos es el de lenguas, ya que quien no aprenda a hablar inglés en estas épocas está fuera del mundo, porque el inglés es actualmente el idioma universal. Tenemos estudiantes a los que mandamos dos semanas a San Antonio para que estudien inglés intensivamente; nos gustaría poder mandar a más alumnos, y por más tiempo, pero para ello necesitamos mucho más recursos.

Otro programa que tenemos es el de otorgar apoyo alimenticio, desayunos para los estudiantes de la Facultad de Química. Eso hace la gran diferencia. Si algún día pudiésemos darle de desayunar y de comer a cada uno de los estudiantes de la Universidad, haría la diferencia en su aprovechamiento.

Este es el tipo de cosas que me gustaría que la Fundación pudiera realizar. Pero para ello se requieren muchísimos recursos, y la única manera de conseguirlos es si cada universitario reflexiona y desarrolla su espíritu de filantropía y da lo poco o lo mucho que pueda para ayudar a los estudiantes de hoy, y así tendremos mejores estudiantes a futuro y un mejor México para todos.

Si usted quiere apoyar a la Fundación UNAM para ayudar a los estudiantes, puede ingresar a nuestra página web www.fundacionunam.org.mx.

Si no es ahora ¿cuando?, si no somos nosotros ¿quiénes?.

Por: Luz Lajous, Consejera de Fundación UNAM

 

Fuente | El Universal


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