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Sustentabilidad: la clave para el futuro

Fundación UNAM realizó la tercera entrega del año del Foro 2020: “Diseñando el Futuro”, bajo el tema de Sustentabilidad. En la mesa presidida por Dionisio Meade y García de León, presidente del Consejo Directivo de Fundación UNAM, estuvieron los doctores Julia Carabias Lillo de la Facultad de Ciencias de la UNAM; el investigador del Centro de Geociencias, Luca Ferrari yDiego Rafael Pérez Salicrup, director del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad.

En el auditorio Maestro Jesús Silva Herzog, del posgrado de Economía el Lic. Dionisio Meade y García de León señaló que la pandemia por la COVID-19 dejó múltiples lecciones, y a la luz de esta nueva realidad es necesario discutir cuál debe ser la estrategia de las políticas públicas para diseñar el futuro.

En ese sentido, afirmó, las estrategias de sustentabilidad no pueden ser consideradas como complementarias, sino parte fundamental de la visión para enfrentar el futuro. Durante el confinamiento, en diversas partes fueron vistas diferentes especies deambulando por las calles, en ciudades, como si reclamaran un trato distinto y nuevas formas de relacionarnos con ellos. 

Por su parte, la Dra. Carabias comenzó su presentación afirmando que el planeta enfrenta diversas crisis -energéticas, ambientales, económicas y sociales- derivadas de los modelos de desarrollo, basados en la extracción intensiva de recursos, la degradación de los sistemas biofísicos y su distribución desigual entre la humanidad.

Si estas crisis las hemos generado los humanos, también está en nuestras manos resolverlas

La experta universitaria dijo que en los últimos 50 años la población se duplicó, pero la extracción de recursos y de energía se triplicó; el comercio se incrementó por 10 y la economía global creció cinco veces. Sin embargo, casi la mitad de la población vive en pobreza, 700 millones de personas padecen hambre, tres mil 200 millones están afectados por la degradación de la tierra y cada año se registran nueve millones de muertes prematuras a causa de la contaminación.

Indicó que para cambiar estas condiciones se requiere poner énfasis en el manejo sustentable de la biodiversidad, establecer nuevas estrategias alimentarias y energéticas, además de realizar una planeación adecuada para lograr ciudades sustentables

Al presentar su ponencia “Crisis energética, ecológica y social: tiempo de repensar el concepto de desarrollo sostenible”, el investigador Luca Ferrari, expuso que también se rebasaron los límites planetarios en cuanto a los recursos energéticos y en solamente 60 años se ha más que duplicado nuestra huella ecológica, por el uso desmedido de la energía.

Si bien el descubrimiento de los combustibles fósiles -a base de carbón, petróleo y gas- han permitido, en los últimos dos siglos, crecer 18 veces la cantidad de energía y expandir las actividades humanas, esto ha generado consecuencias ecológicas y ambientales negativas. 

El experto comentó que hay estudios que alertan sobre amenazas a la biodiversidad si se impulsa la minería con el fin de generar materiales para las energías renovables.

Un futuro sustentable –prosiguió– necesita tomar en cuenta los límites biofísicos del planeta, disminuir el sobreconsumo de energía, principalmente de los países y sectores más ricos, consumir lo que se produce localmente, fomentar la agricultura no dependiente de los combustibles fósiles, crear mayores bienes duraderos y que se estos se puedan reciclar.

En tanto, Diego Rafael Pérez Salicrup, presentó la conferencia “El manejo adecuado de los socio-ecosistemas como una condición ineludible para la sustentabilidad”, en la cual explicó parte de sus estudios de la ecología del fuego, relacionados con la migración de las mariposas monarcas, desde Estados Unidos y Canadá hacia bosques de la parte central de nuestro país, de la Reserva de la Biósfera Mariposa Monarca.

Este espacio abarca 56 mil 259 hectáreas, de las cuales 600 están en manos del gobierno federal, y el resto de comunidades rurales e indígenas. Es hogar de más de 27 mil personas de 63 localidades, en las cuales, históricamente, ha habido incendios de baja intensidad.

Con esos grupos, precisó, se elaboró un plan participativo de manejo de la Reserva que incluye el conocimiento que estos tienen sobre el uso del fuego para fines agrícolas, ganaderos, de aprovechamiento forestal y para el mantenimiento de caminos y canales. Además, se realizaron análisis que muestran que estos bosques de oyameles, pinos y encinos se regeneran por el régimen de incendios de la zona.

Aunque no está resuelto el tema de las conflagraciones en el sitio, enfatizó Pérez Salicrup, el motivo de preocupación más importante es la expansión de huertos de aguacate -con alto valor económico- para lo cual se incendian áreas, pero también se emplean insecticidas.
Fuente: Gaceta/ DGCS UNAM

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