Félix Recillas Targa

Toda una vida con y para la UNAM
Nací en el seno de una familia universitaria; mi padre, Félix Recillas Juárez, astrónomo y matemático, se preocupó por crear una atmósfera en casa cuyo eje central siempre giró alrededor de la Universidad Nacional. Muchos de mis recuerdos de infancia son en el campus central de la UNAM, cuando me aventuraba a explorar la Facultad de Medicina y el séptimo piso de la antigua Torre de Ciencias con su magnífica vista a toda Ciudad Universitaria, o a jugar en la Fuente de Prometeo.
Años después, vino mi ingreso a la UNAM. Presenté el examen de admisión a la licenciatura y fui aceptado en la carrera de Biología en la Facultad de Ciencias, lo cual representó para mí una gran satisfacción y, dicho sea de paso, un alivio también. Ya en la Facultad, mi vida universitaria transcurrió en un ambiente libre y diverso, enriquecido por compañeros provenientes de muy distintos orígenes. Tuve grandes profesores, sin embargo, en cuanto a la carrera de Biología, debo admitir que las botánicas y las zoologías no eran de mi agrado. Me gustaban la Biología Celular, la Bioquímica, la Biología Molecular, la Física y las Matemáticas, entre otras. Por tal razón, decidí cursar como oyente una buena parte de la carrera de Matemáticas.
Además, en los dos últimos años de la carrera, mi padre fue el director de la Facultad, situación que, aparentemente, no me afectó, sin embargo, hubo momentos complicados. También, al final de la carrera, tuve el privilegio de cursar la materia optativa de Biología Molecular que impartía el doctor Víctor Valdés; sin duda alguna, su clase me encaminó hacia la investigación científica. Gracias a la recomendación del doctor Valdés, fui aceptado por el doctor Francisco Bolívar Zapata para incorporarme como tesista de licenciatura a su grupo de investigación en el Centro de Investigación sobre Ingeniería Genética y Biotecnología (CEINGEBI), hoy Instituto de Biotecnología (IBT) de la UNAM.
Durante este periodo, adquirí una sólida preparación en Biología Molecular, con la cual afronté con éxito los estudios de doctorado que desarrollé en el Instituto Jacques Monod, en la Universidad de París 7, en Francia. En esa época, en la que viví como estudiante en la ciudad universitaria de París, tuve la fortuna de conocer y convivir con el doctor Miguel León-Portilla y el escritor Fernando del Paso, quien en aquellos tiempos se encontraba redactando su famosa novela Noticias del Imperio. En compañía de ambos, asistí a un acto académico en la Maison Internationale, en el Salon Honnorat, donde descubrimos con gran emoción que, en el plafón de aquel elegante salón, se encuentra el escudo de la Universidad Nacional Autónoma de México, entre otros escudos de universidades de Francia y el mundo.
Mi vínculo con la UNAM nunca se perdió. A mi regreso a México realicé una primera estancia posdoctoral como investigador asociado en el IBT, para después enriquecer mi preparación con una segunda estancia posdoctoral en uno de los mejores laboratorios de investigación del mundo dedicado al estudio de la regulación epigenética y estructura de la cromatina: el laboratorio del doctor Gary Felsenfeld en los Institutos Nacionales de Salud (NIH) en Bethesda, Maryland, EE. UU.
La UNAM emergió de nuevo en mi vida al ser invitado, por los doctores Georges Dreyfus y Adolfo García Sáinz, a incorporarme como investigador independiente en Biología Molecular al Instituto de Fisiología Celular (IFC) de la UNAM, en el año de 1999. El IFC ha sido el lugar donde he podido desarrollar y afianzar mi carrera científica, en particular en el área de la regulación epigenética y estructura de la cromatina; un área de investigación que ha generado mucho conocimiento en los últimos años, especialmente en enfermedades graves que aquejan a la población mundial, como cáncer, diabetes, trastornos cognitivos y cardiovasculares, entre otras.
En fechas recientes, tuve cargos académico-administrativos dentro de la Universidad, que culminaron con mi designación como director del IFC por parte de la Junta de Gobierno de la UNAM, lo cual representó un gran honor y orgullo para mí, ya que me permitió trabajar con gran entusiasmo en beneficio de la comunidad universitaria y del IFC. Además, tuve el privilegio de conocer desde diferentes ángulos a la Universidad.
Otro ejemplo que tuve en casa –que me ha llevado a querer, admirar y agradecerle a la UNAM todo lo que nos ha dado– fue cuando mi padre donó de manera póstuma su colección de más de mil novecientos libros científicos, que ahora se encuentran en la biblioteca Sotero Prieto del Instituto de Matemáticas de la UNAM, una colección que, en palabras de los matemáticos, es invaluable.
Ahora, con todo este bagaje, mi intención es seguir trabajando con entusiasmo por nuestra Universidad Nacional y concentrar mis esfuerzos en lo más importante, que son los estudiantes, para quienes la Fundación UNAM ha jugado un papel fundamental. Actualmente, tengo una nueva motivación, que es la de crear un instituto de investigaciones sobre epigenética en la UNAM, para contribuir al desarrollo del país.
Investigador titular “C” definitivo de tiempo completo, SNI nivel 3 Adscrito al Departamento de Genética Molecular del IFC
Fuente: https://www.eluniversal.com.mx/