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Xyoli Pérez Campos

El camino de una sismóloga en la UNAM

Desde el momento en el que recibí el sobre que contenía la carta de aceptación de mi ingreso a la Escuela Nacional Preparatoria de la UNAM, mi corazón Puma no ha dejado de vibrar. Desde antes de ingresar al bachillerato, yo sabía que quería estudiar Ingeniería Geofísica para poder convertirme en sismóloga, por lo que dicho sobre significaba que ese camino podía volverse realidad. Mi paso por la Prepa 5 estuvo lleno de aprendizajes, me permitió combinar la escuela con el deporte, llevándome al equipo representativo de karate do. Representar a la UNAM deportivamente, terminó de colorear mi sangre de azul y mi piel de dorado, siempre erizándola con las notas del himno universitario.

La Facultad de Ingeniería me brindó oportunidades inimaginables. Ingresé a la primera generación del Programa de Alto Rendimiento Académico y, gracias a esto, pude complementar mi plan de estudios con materias y actividades adicionales, fortalecer mi inglés y tener un tutor que daba seguimiento, no sólo a mi desempeño académico, sino también a mi adaptación a la Facultad y a mi futuro. Desde primer semestre, tuve la suerte de tener un tutor sismólogo, así que pude adentrarme en el mundo del Instituto de Geofísica desde el principio.

Para mi posgrado en la Universidad de Stanford, la Dirección General de Asuntos del Personal Académico de la UNAM me brindó una beca status, que implicó un pequeño apoyo económico, pero lo más importante para mí fue que dejaba la puerta abierta para regresar con una plaza de profesor a la Facultad de Ingeniería al término de mis estudios. Un sueño hecho realidad: trabajar en la UNAM.

Pasé dos años en Ingeniería para luego entrar como investigadora del Departamento de Sismología del Instituto de Geofísica, donde colaboro con grandes sismólogos, asesoro estudiantes, desarrollo proyectos de investigación que me apasionan y pongo un granito de conocimiento en el amplio campo de la sismología.

En 2014, el director del Instituto me invitó a ser la primera mujer coordinadora del Servicio Sismológico Nacional (SSN), dependiente del Instituto de Geofísica de la UNAM. Ese fue un sueño hecho realidad que compartí con un gran equipo de personas apasionadas por su trabajo y comprometidas con el Sismológico, la UNAM y el país. En el período que estuve al frente, nos tocó enfrentar los sismos de septiembre de 2017. Esto fue un gran reto para el país, el Sismológico y mi persona; sin embargo, el gran equipo de trabajo del SSN contribuyó con su esfuerzo y su conocimiento para afrontar lo sucedido.

También, cuando coordiné el Sismológico, tuve la oportunidad de acercarme a Fundación UNAM. Gracias a ella, se pudo gestionar y llevar a cabo el desarrollo de un producto del SSN que contribuirá en la reducción de la incertidumbre de estimaciones de los movimientos fuertes o del potencial que tiene un sismo de generar un tsunami. Así como éste, Fundación UNAM contribuye en la identificación de proyectos que plantean soluciones a problemas actuales y sirve como vínculo entre los posibles patrocinadores y los investigadores involucrados, permitiendo que los proyectos se materialicen.

Hoy, he vuelto a mi oficina como investigadora y aprecio la oportunidad de libertad de cátedra y de investigación que me da la UNAM, de formar a futuros ingenieros geofísicos y sismólogos, de perseguir mis pasiones y de ser mi casa por ya 34 años.

Investigadora del Departamento de Sismología del Instituto de Geofísica

Fuente: https://www.eluniversal.com.mx/

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