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Cuando la lengua significa más que hablarla

Entrevista con la Dra. Herrera Lima

En esta ocasión entrevistamos a la Dra María Eugenia Herrera Lima, Coordinadora de la Coordinación General de Lenguas de la UNAM. Su trayectoria profesional es  tan extensa como rica, pues se graduó de Licenciado en Derecho por la Universidad Veracruzana para posteriormente obtener el Doctorado en Derecho Internacional en Paris, estudiar la Licenciatura en Letras Francesas, la Maestría en Letras (Lingüística Hispánica) en la UNAM y el Doctorado en Lingüística Hispánica también en nuestra Máxima Casa de Estudios. Fue distinguida con la Medalla Alfonso Caso (otorgada a estudiantes destacados en su generación de Doctorado) y ha realizado estancias de investigación en L’Université René Descartes en Paris así como en el Departamento de Lingüística Aplicada y en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas en Madrid, España.

Además de ser miembro del Sistema Nacional de Investigadores, haber impartido conferencias en diversas universidades e institutos de todo el mundo ha pertenecido a diversos cuerpos colegiados. También es miembro de la Asociación de Lingüística y Filología de la América Latina, de la Asociación Mexicana de Lingüística Aplicada, de la Asociación Internacional de Lingüística Aplicada y de la American Association of Teachers of Spanish and Portuguese.

¿Por qué se inclinó por estas áreas en particular?

Bueno… uno se siente muy original con respecto a su carrera y a su trayectoria académica, pero realmente no lo es tanto. Yo inicié estudiando Derecho y en esa época era una carrera humanística. En muchísimos casos la gente no se dedicaba a ella estrictamente, sino partía de ahí para otras áreas, principalmente Humanidades y Ciencias Sociales. Después yo estudié la carrera de Letras Francesas, la Maestría y el Doctorado en Lingüística. Y cuando empecé a estudiar Lingüística, me di cuenta que mi interés estaba en esa área pero también en la enseñanza de lenguas, es decir tanto la Lingüistica Teórica como la Aplicada. Me interesaron mucho el diseño de planes de estudio, la formación de docentes y de material didáctico, de forma que lo que nosotros hiciéramos en el campo teórico tuviera realmente una traducción en la mejora, en mi caso concreto, del aprendizaje del español como lengua materna.

Quizá se podría pensar que es excesivo o innecesario pensar que tenemos que hacer algo con el español a nivel universitario cuando nuestros alumnos son hispanohablantes, han estudiado desde siempre el idioma. Sin embargo, lo que nosotros vemos es que al llegar a niveles medio superior y superior, tienen enormes deficiencias en el manejo de su lengua. Y no solamente es hablar bonito o hablar de acuerdo a los cánones de la Real Academia, sino hacerse entender realmente, comprender totalmente el texto que leen, ser capaces de una argumentación clara, estructurar claramente sus pensamientos. Muchos alumnos no tienen referentes culturales, tienen enormes carencias en el área de literatura universal, geografía, historia universal… conocimientos que tendrían que ser la base para sus estudios profesionales futuros. Ello fue lo que hizo que me interesara en la Lingüística Aplicada que en la Teórica.

¿Cómo fue su llegada al Centro de Enseñanza de Lenguas Extranjeras (CELE) de la UNAM?

Bueno, en el 2000 tuve el honor de que me nombraran Directora del CELE. Yo venía de un instituto de investigación y la forma de proceder era muy diferente, lo cual creo que en alguna forma me ayudó a organizar de manera más formal y más rigurosa los trabajos en la enseñanza de las lenguas extranjeras. Yo por otro lado tenía la formación de la carrera de Letras Francesas, de manera que sí estaba muy cerca de los intereses de la formación de los profesores de lenguas extranjeras.

Posterior a su gestión en el CELE, asumió la Dirección de la Coordinación de Lenguas.

Años después, cuando terminé mi gestión en el CELE, se creó la Coordinación General de Lenguas, cuyo propósito es, precisamente, tratar de llegar a políticas comunes, tratar de que la enseñanza de las lenguas, en general, tanto la materna, como originarias y extranjeras, todas se rijan con principios comunes. Con el rigor que la UNAM nos exige, con la enseñanza de nuevas tecnologías, pero con parámetros comunes en toda la Universidad. Desde el bachillerato, hasta las licenciaturas e incluso más adelante el posgrado. Uno de los objetivos claros que vimos en la creación de esta Coordinación, era iniciar un proyecto muy ambicioso de enseñanza de inglés en la Universidad.

¿Por qué el inglés?

Bueno, aquí surgieron dos grandes preguntas: la primera era ¿realmente se necesita el inglés en el campo profesional y en el académico? Esta primera pregunta, para responderla – aunque teníamos de antemano la respuesta- necesitábamos fundamentar nuestra decisión de manera muy cuidadosa. Así que me entrevisté con todas las áreas académicas de todas las carreras que imparte la UNAM. La UNAM es la universidad que tiene la oferta académica más grande del país, y les preguntaba en qué lenguas son los artículos especializados que los alumnos leen. En qué lenguas se da la interacción entre sus pares, para conferencias y congresos. También qué lengua necesitarían hablar alumnos que quisieran tener una estancia en el extranjero en otras universidades, qué lengua exigen los posgrados de excelencia. La respuesta unánime fue: inglés. Todos me dijeron “inglés, indudablemente”. Pero no la única. Inglés más alemán para ingeniería y filosofía. Ciencias Políticas francés y chino, además de inglés. También había lenguas indígenas, pero sin duda todos coincidieron que inglés debería incluirse en el mapa curricular de las carreras. Pero no inglés como se pensaba, inglés completo, inglés dominio, es decir, una competencia real en inglés.

La segunda pregunta era: ¿cómo vamos a hacerlo? Para responderla, tuvimos que revisar cómo lo estábamos haciendo hasta entonces. Y no es que lo hiciéramos mal, es que lo hacíamos de acuerdo a lo que correspondió hace muchos años (durante la década de las cincuenta), cuando se aprendían lenguas por inquietud y curiosidad, pero no por una real necesidad. Pero a finales del siglo pasado las universidades notaron que la bibliografía indispensable estaba en inglés y que las traducciones en muchos casos eran malas o no llegaban a tiempo. Y se dieron cuenta que tenían que trascender el nivel puramente coloquial del aprendizaje y darle un enfoque académico que tuviera repercusión profesional. El inglés como la lengua de acceso al conocimiento, pero a través del entendimiento de la misma.

¿Y qué hicieron para implementar la enseñanza del idioma inglés?

Bueno, el problema es mucho más complejo que solo enseñarlo, pues las estrategias que se tenían  que poner en práctica son mucho más complicadas. Hay que, como proponen los franceses, enseñar la lengua con fines académicos. Entrenar a los alumnos de acuerdo a su área de estudio y experiencia, pues el investigador y el politólogo no hablarán de igual manera una lengua extranjera por la sencilla razón de que no construyen su pensamiento igual ni tienen una estructura mental similar. Y eso también lo deben aprender en inglés porque deben familiarizarse con un discurso propio de su disciplina.

Esto sucedió durante el inicio del Rectorado del Dr. Narro, cuando se creó esta Coordinación. Su principal sentido fue iniciarlo enérgicamente durante el bachillerato, pues si no formamos a los estudiantes ahí, al recibirlos en licenciatura es muy difícil hacer algo con el antecedente. Y aún es tiempo en este nivel. Asi que comenzamos con un proyecto muy ambicioso de enseñar inglés con sus cuatro habilidades básicas, desde el inicio. Se dotó a todos los laboratorios con una infraestructura de vanguardia. Se instalaron laboratorios y mediatecas en los 14 CCH’s, con software moderno, para que los estudiantes se beneficiaran con las nuevas tecnologías en sus planteles. Ello también implicó capacitación para los docentes en todos los niveles, rompiendo esquemas muy arraigados por siglos. Y no fue fácil, pero las cosas mejoraron, aunque aún hay problemas, como que el inglés es obligatorio solo en primer y segundo año, por lo tanto el conocimiento se estanca si el alumno decide no continuar con el aprendizaje del idioma.

Hemos implementado herramientas para ayudar a aquellos alumnos que tienen carencias, como son las mediatecas. Gracias al uso de la mediateca, hemos podido dar atención personalizada que ayuda a los alumnos a superar esos obstáculos y hemos obtenido muy buenos resultados.

En la segunda parte de nuestra entrevista, la Dra María Eugenia Herrera Lima nos hablará de los esfuerzos conjuntos realizados con Fundación UNAM para incentivar a los alumnos a aprender inglés y los programas académicos que han llevado muy lejos a nuestros estudiantes.

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