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Graciela Catalina Alatorre Cruz

Instituciones que se imprimen en el alma de los mexicanos

Mi primer contacto con la UNAM fue mientras yo estaba en la secundaria; aunque yo residía en Guadalajara, era muy frecuente que los noticieros hablaran de la participación de esta institución en temas de ciencia y política. Desde mi ciudad, yo escuchaba a los medios halagar a esta Casa de Estudios, por lo que me intrigaba cómo sería formar parte de la UNAM, sin embargo, no tuve la oportunidad de experimentar esto hasta que decidí estudiar un posgrado.
Recuerdo que nunca había viajado a la Ciudad de México y decidí ir con mi madre. Para ambas la ciudad fue abrumadora, pues desconocíamos cómo llegar a Ciudad Universitaria. La aventura logística para arribar al sitio nos descorazonó, pues hasta recibimos una reprendida del taxista por no darle instrucciones claras del lugar al que nos dirigíamos. Sin embargo, al ver el edificio de la Biblioteca Central de la UNAM, todas mis emociones cambiaron y las dudas se disiparon; este hermoso edificio representaba para mí la expresión gráfica de mis orígenes, ya que las obras artísticas plasmadas en sus muros me remontan a los sueños pasados de los mexicanos.
Desbordada de inspiración, comencé mi posgrado en Psicología. Mi formación fue principalmente forjada por grandes investigadores de la Máxima Casa de Estudios, entre ellos el doctor Juan Felipe Silva Pereyra y la doctora Thalía Fernández Harmony, quienes, con su modo muy particular de enseñanza, nutrieron en mí el deseo de ser una extraordinaria científica.
Nunca olvidaré los largos trayectos desde la Facultad de Psicología de la UNAM hacia la FES Iztacala, en el Estado de México, o hacia el Instituto de Neurobiología y la Unidad de Investigación en Neurodesarrollo Augusto Fernández Guardiola, ubicados en Querétaro. Eran viajes extenuantes entre estados para lograr mi sueño; un sueño que merecía mi compromiso, mi cansancio, mi tiempo y hasta mi vida. Mi esfuerzo me dio inesperados frutos, pues recibí la máxima distinción que otorga la UNAM a los alumnos de posgrado: la Medalla Alfonso Caso.
Sin embargo, en este sueño no estuve sola, estuvieron todos aquellos que me apoyaron en el proceso, entre ellos Fundación UNAM, la cual realmente se compromete por el bienestar de los alumnos a través de apoyos a la docencia, investigación científica y difusión cultural. Sin la Fundación UNAM, alguien de mi estatus socioeconómico no podría aspirar a tener una formación académica de tal calidad, por lo que agradezco infinitamente que existan instituciones como esta.
Recientemente, la Fundación UNAM me ha otorgado el primer lugar en investigación de psicología clínica titulado Premio Alzheimer 2021-2022 Fundación Moisés Itzkowich-FUNAM 2.ª Edición, por lo que mi trayecto en la Universidad cierra con la mejor impresión de esta institución, pues con la organización de premios de tal naturaleza se ha demostrado que la UNAM tiene un firme interés en mejorar la calidad científica en México.
Ahora que hago investigación en el extranjero, añoro regresar a mi país y retribuir lo que la UNAM y FUNAM me han dado. Estas instituciones realmente hacen posible lo imposible.
¡Feliz treinta aniversario, Fundación UNAM!
Exalumna del posgrado en Psicología de la UNAM
Ganadora de la Medalla Alfonso Caso y del Premio Alzheimer 2021-2022 Fundación Moisés Itzkowich-FUNAM 2.ª Edición
Post-doctoral fellow en la University of Arkansas for Medical Sciences

Fuente: www.eluniversal.com.mx

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