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Hugo Delgado Granados

El Servicio Sismológico Nacional y su contribución al país

El Servicio Sismológico Nacional de México (SSN) es uno de los mayores pilares de la seguridad nacional y apoya actualmente, de manera directa y amplia, la investigación básica en sismología del país. Fue fundado el 5 de septiembre de 1910 en respuesta a los compromisos asumidos por México con la Asociación Internacional de Sismología en 1903.

Como antecedente, en 1904 se instalaron los primeros instrumentos sísmicos en México y en 1909 el gobierno de México aceptó que el país formara parte de la Asociación Internacional de Sismología, de manera que el SSN fue inaugurado formalmente el 5 de septiembre de 1910, pocos días antes de que estallara la revolución; lucha que duró más de dos décadas. En su origen formó parte del Instituto Geológico de México, que dependía de la Secretaría de Fomento, Colonización e Industria.

El SSN se inauguró con una estación central en Tacubaya, Ciudad de México, y dos estaciones secundarias. El plan era establecer 60 estaciones sismológicas en distintos puntos del territorio nacional, pero debido al estallamiento del conflicto revolucionario, en los primeros años sólo pudieron instalarse las estaciones de Oaxaca, Mazatlán, Mérida, Guadalajara, Zacatecas y Monterrey.

A pesar de la situación económica y política adversa, el SSN logró crecer e instalar más estaciones durante la agitación. Además de la instalación de nuevas estaciones sísmicas y reportar la ubicación y datos macrosísmicos de terremotos en México, el personal del SSN produjo reportes notables de terremotos importantes que ocurrieron en esos primeros años.
Destacan los informes detallados de los terremotos del 19 de noviembre de 1912, de magnitud ~6.9 en el pueblo de Acambay, Estado de México (produjo grandes daños materiales) y del 4 de enero de 1920, de magnitud ~6.4 en Xalapa, Veracruz (produjo gran destrucción y más de 2 mil decesos). Estos informes han dado forma a las estimaciones de riesgo sísmico en esta región densamente poblada de México.

En 1929, año en que la Universidad Nacional Autónoma de México obtuvo su autonomía, el Instituto Geológico de México pasó a formar parte de la UNAM y con él, el SSN. En 1945, al crearse el Instituto de Geofísica, varios servicios pasan a formar parte del nuevo instituto de investigación.

A lo largo de sus 110 años, cumplidos el pasado septiembre, el SSN ha evolucionado de acuerdo con la tecnología, no sólo aquella necesaria para la construcción de los sismógrafos, la detección y procesamiento, sino también en los sistemas de comunicación. Aunado a los avances tecnológicos, también los avances en sismología han hecho que el procesamiento de datos sea mejor, más rápido y confiable, llegándose a altos niveles de automatización.

Cuando se presenta un sismo, el SSN publica de manera libre y expedita la información necesaria para que la autoridad y la población en general conozcan de primera mano la localización de los epicentros de los sismos, sobre todo cuando éstos son de magnitudes que afecten  la infraestructura y  la vida de las personas. Pero lo relacionado a los sismos y a la protección de la ciudadanía corresponde única y exclusivamente a la autoridad federal, quien recibe inmediatamente la información sismológica para una toma de decisiones oportuna y rápida.

Al ocurrir un sismo, un sistema automático calcula el epicentro y, al mismo tiempo, los analistas determinan sus características. La primera información es fundamental para que las autoridades gubernamentales tengan la localización hacia donde hay que dirigir los esfuerzos de evaluación de posibles daños. La determinación por parte de los analistas del SSN puede tardar unos minutos, pero es más certera que la del sistema automático y tiene un mayor contenido de información necesaria; por ello, es normal que las magnitudes recalculadas difieran de las calculadas por el sistema automático.

El trabajo que se desarrolla diariamente, las 24 horas del día, los 365 días del año, requiere de un esfuerzo importante por parte de la UNAM y de su personal. Si bien la colaboración gubernamental es fundamental para la adquisición de equipos, la UNAM se encarga de la operación y el mantenimiento de las redes nacionales de monitoreo sísmico, además de contar con aliados estratégicos que mantienen otras redes locales. El personal de la UNAM, a través de las décadas, ha mostrado un alto nivel de responsabilidad para el monitoreo de la actividad sísmica en el país y durante sus 110 años de existencia, numerosos ciudadanos, técnicos y científicos han trabajado como un todo para que el SSN reporte la actividad de los sismos en las diferentes regiones del país.

Ya siendo un organismo de la UNAM, el SSN ha registrado los sismos más devastadores que han sacudido a la República Mexicana: 1932 (M=8.2, costas de Colima y Jalisco); 1957 (M=7.8, San Marcos, Guerrero); 1973 (M=7.3, Tierra Blanca, Veracruz); 1979 (M=7.4, Petatlán, Guerrero); 1985 (M=8.1, La Mira, Michoacán); 1995 (M=8.0, Manzanillo, Colima); 2012 (M=7.3, Cd. Hidalgo, Chiapas); 2017 (M=8.2, Pijijiapan, Chiapas, y M=7.1, Chiautla, Puebla), entre otros.

Por lo anterior, el pasado 13 de octubre, el gobierno de México reconoció la labor del SSN al otorgarle el Premio Nacional de Protección Civil 2020 en el campo de la Prevención “por la importante información que genera en materia de sismos”. El reconocimiento es bien merecido, no sólo por los actuales miembros que laboran en el servicio, sino que representa un reconocimiento a los ciudadanos mexicanos que a través de décadas han colaborado con el servicio, cuando no existía la telemetría y cambiaban diariamente el papel ahumado con el que se registraban las señales sísmicas y las hacían llegar a la capital desde los más recónditos lugares de nuestro país. También a los técnicos que han dado mantenimiento a las estaciones visitando desde la capital los sitios remotos donde se encuentran las estaciones; los jefes del SSN que han hecho, al mismo tiempo, labores administrativas, técnicas y científicas para poder tener datos confiables de los sismos; y a los directores del Instituto de Geofísica que han tomado las labores del SSN con la seriedad debida y han apoyado su labor, ayudando a mejorarlo, comprendiendo que los adelantos tecnológicos y científicos requieren de grandes esfuerzos para conseguir los apoyos necesarios para que esa labor tan importante no decaiga y se encuentre siempre a la vanguardia, cueste lo que cueste, pues se entiende que la inversión en el SSN ayuda a salvar vidas en las regiones sismogénicas y salvaguardar la infraestructura y propiedades de los mexicanos. Toda la comunidad que labora y colabora con el SSN es una comunidad comprometida, entregada a su responsabilidad y con un alto sentido de la calidad académica y técnica.

Los desafíos existentes son mejorar el nivel de detección a nivel nacional, mejorar la automatización del procesamiento de datos y cómo agilizar los reportes al público y a las autoridades. Existen planes para instalar más estaciones que facilitarán la adopción de técnicas modernas de detección y procesamiento automático. De esta manera, el SSN continúa evolucionando y adaptando las últimas tecnologías para brindar información a la comunidad científica, al público en general y a las autoridades de manera oportuna, abierta y confiable.

En este contexto es importante mencionar una alianza estratégica importante, la que se tiene con la Fundación UNAM, ya que a través de ella podemos establecer, entre otros, programas de becas que permiten a los estudiantes interactuar con el servicio, para que, al mismo tiempo de avanzar en sus estudios, se nutran del alto sentido del deber, en una actividad noble y gratificante en la que se funde la ciencia básica y la ingeniería en beneficio de la nación.

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