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Juan Diego Gutiérrez Cortina

La UNAM, fotografía perfecta de México

Tenemos que reconocer que nuestra máxima casa de estudios, ¡la UNAM!, es uno de los pilares institucionales más importantes de México y que muy merecidamente se ha convertido en una de las 20 mejores universidades del mundo.

También es importante por ser custodia de hechos históricos, recintos, edificios y murales de artistas de la talla de Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros. Su campus, considerado Patrimonio de la Humanidad, construido entre los años 1950 y 1954, ejemplifica el momento de México a la mitad del siglo XX.

Su excepcionalidad consiste en el hecho de que a pesar de que es una pieza moderna de la arquitectura, el tiempo pasado está presente en cada mural, en cada plaza y en cada trazo del proyecto, manejando la mezcla de la tradición y la vanguardia del momento, lo local con lo universal, aplaudida por arquitectos de la talla de Frank Lloyd Wright.

Cabe mencionar que en ella se han gestado grandes ideas que al día de hoy han trascendido y puesto por lo alto el nombre de México. Es el centro de investigación más importante a nivel nacional, no sólo por la cantidad de proyectos, descubrimientos y trabajos que realiza, sino por  la calidad de sus investigaciones y aportaciones en todas las áreas que maneja.

En fin, creo que más que una gran Universidad, es reflejo de lo que somos como país. Nuestros temas, reflexiones, cuestiones y dilemas se viven en cada uno de sus pasillos, en sus aulas y ¡espacios abiertos!, es un compromiso social, es el resguardo de memorias históricas que han marcado la vida del país, testigo del esfuerzo de grandes mujeres y hombres que han dado su tiempo para educar a jóvenes de las más distintas culturas y orígenes.

Es importante reconocer y dar crédito a las distintas personalidades que han dirigido a la UNAM  a lo largo del tiempo, todos con un espíritu universitario independiente, pero sabiéndose responsables del peso que ésta tiene para el crecimiento de nuestro país.

Los de época más reciente, a quien he tenido el gusto de conocer y tratar, todo mi reconocimiento y admiración por la labor que han desempeñado para fortalecerla y mantenerla con el nivel de excelencia por la que hoy sigue siendo tan reconocida en el mundo.

Tuve el honor y privilegio de pasar por sus aulas de 1970 a 1974, graduándome como licenciado en Administración de Empresas en la Facultad de Comercio y Administración, llevándome no sólo grandes compañeros, amigos y vivencias, sino un gran aprendizaje y grandes enseñanzas a lo largo de mi vida, que son parte importante de mi esencia.

A mis 20 años tenía la necesidad e ilusión de combinar el estudio con el trabajo, así que elegí horarios empezando a las 7:00 horas y terminando a las 22:00 horas, con sus intervalos donde me incorporaba al trabajo y así, de esa forma, conseguía formarme en lo académico.

Gracias a la generosidad de la UNAM fui formándome como persona, viviendo ahí dentro los contrastes maravillosos de distintas educaciones, ideas y pensamientos que responden a una fotografía perfecta de lo que es México, donde todos nos respetamos y todos, sin excepción, podemos formar parte.

Hoy tengo la fortuna de pertenecer al Patronato de la Fundación UNAM, donde me encuentro con amigos quienes hemos sido parte de esta máxima casa de estudios y ahora tratamos, juntos, de encontrar una manera de regresarle algo de lo mucho que recibimos.

Parte de la labor y compromiso que tenemos es contar con un espacio en donde hagamos un alto para reflexionar, crear ideas y proyectos enfocados en cómo apoyar y hacer posible los sueños universitarios de los jóvenes de México.

Presidente Ejecutivo GUTSA

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