
Manifiesto contrasexual tiene como objetivo hablar sobre las teorías que parten de romper con lo que tradicionalmente se conoce como masculino (o propio del hombre) y femenino (o propio de la mujer) y así quitar las barreras que marcan estas diferencias.
Si fuera así, menciona Paul B. Preciado, no haría falta reivindicar el derecho del ser humano a decidir cómo quiere llamarse y cómo entiende su sexualidad, primero con respecto a sí mismo y después con quienes le rodean. Tampoco sería lógico definirse en base a los gustos sexuales, ¿por qué todo ha de girar en torno al sexo y a las preferencias de cada uno en este sentido? No es lo habitual, y por eso sigue habiendo mucha gente en contra. Además, menciona que realizar un cambio de sexo y/o de género no debería tener más trabas administrativas que cualquier otra cirugía estética, sin entrar en los diversos aspectos psicológicos que derivan en ambas.
Destaca que reducir la masculinidad o la feminidad a unos órganos concretos que nos acompañan desde el nacimiento no debería condicionar la vida de ningún ser humano, “no se me ocurre nada más injusto, y sin embargo más real e implantado en esta sociedad, tan retrasada y vulgar en éste como en tantos otros temas”.
Según Beatriz, no hay células masculinas ni femeninas, y a los recién nacidos se les asigna el sexo por lo que se aprecia visualmente al nacer, sin realizar análisis cromosómicos o genéticos.
El contrato que se propone en “Manifiesto contrasexual”, destaca que la homosexualidad y la heterosexualidad no son entidades naturales, sino construcciones sociales y políticas: uno no nace siendo esto o aquello: según sus investigaciones, esas entidades se crearon hace relativamente poco tiempo, en la medicina de finales del siglo XIX, con la finalidad principal de normalizar la heterosexualidad y patologizar la homosexualidad: se crearon para regular el sistema que une sexo y reproducción.
El Manifiesto contrasexual ha sido aclamado por la crítica francesa como un clásico del pensamiento para el siglo XXI. Un libro imprescindible para entender los debates contemporáneos en torno a las políticas feministas, queer y transgénero.
Fuente: Revista de la Universidad de México
Me parece ese punto de vista una verdadera contradicción contra algo que es irrenunciable biológicamente hablando e innegable naturalmente como lo es la sexualidad.
Nada más irracional que negar lo que naturalmente tenemos y somos.