¿Cuándo el ocio es una virtud?

Si la pereza es un pecado capital, ¿cuándo el ocio es una virtud? Para los filósofos clásicos, la actitud virtuosa era aquella que te llevaba a los temas universales y trascendentales: el bien, la verdad, la belleza, la justicia, afirma David Pastor Vico, filósofo y académico de la UNAM.
El ocio es una virtud cuando empleamos el tiempo para acercarnos al conocimiento y al regocijo dentro de estas ideas universales. Emparentados etimológicamente, ¿negocio siempre es la negación del ocio?
En términos latinos, si ocio es otium y negocio es negotium, negocio es absolutamente la negación del ocio. Es la negación de hacer aquello que te gusta, de encontrarte a ti mismo, de disfrutar. Sin embargo, hay una máxima oriental: si trabajas en aquello que te gusta (generar dinero, por ejemplo), no lo consideras trabajo. Y no sería la negación del ocio, porque uno hace lo que le gusta y lo completa como ser humano.
¿Hay tipos de ocio? ¿Todos los ocios son iguales?
No. Los ocios deberían ser todos diferentes, porque no todos somos iguales. Sin embargo, la globalización nos ha llevado a una estandarización del ocio. La moda es pasar el tiempo viendo series de Netflix. Ahí dedicamos nuestro tiempo de ociosidad. Parece que todo el mundo lo dedica a lo mismo. En redes sociales como Facebook e Instagram se cuelgan fotos de sitios de vacaciones, por ejemplo, que al final son básicamente iguales: hoteles resort, ruinas, platos de comida.
¿Cuál sería la mejor inversión del ocio como tiempo libre?
Es complicado. Primero hay que ver qué nos hace realmente feliz, qué nos gusta, en qué nos reconocemos cómodos. Luego, ceñirnos a aquello que nos motiva. Eso sí sería un camino virtuoso: hacer aquello que nos hace sentir bien.
El bien es un don universal. Así que aquello que me tiende al bien es una actitud virtuosa. En cada uno sería diferente. Pero algo que ahora no hay, es tiempo de introspección para conocernos a nosotros mismos. Griegos y latinos lo tenían claro: nosce te ipsum, conócete a ti mismo. Y una vez que te has conocido, ya sabrás como lo vas a invertir.
Muchas veces el mejor de los ocios, el mejor tiempo invertido en el ocio, es aquel que es gratuito. Y para que sea gratuito, algo sencillo es compartir con los demás.
La clase política mexicana, sus cámaras legislativas, ¿tienen la virtud del ocio o caen en el pecado capital de la pereza?
Me sorprende cómo a países con 150 millones de habitantes y con pocos legisladores les va bien y a otros, con muchos más políticos dedicados, les va regular o tirando a mal.
¿Cómo administrar mejor el tiempo libre para un ocio más productivo, más creativo?
La frase “perder el tiempo” también es peligrosa. El tiempo no se pierde, transcurre. Puede que no sea nada productivo a nivel económico, pero sí reconfortante a nivel humano: tomar un curso, hacer deporte, leer novelas, hablar con los amigos. Y eso es lo importante, encontrar el fiel de la balanza humana, haciendo algo que nos guste y la pasemos bien, para tener esa sensación de plenitud.
¿Algunos consejos?
Mi consejo para encontrar una práctica ociosa –dice Vico académico de la Dirección de Deportes de la UNAM– es buscar dentro del autoconocimiento, realmente qué quiero hacer, qué me satisface y, sobre todo, si puedo hacerlo con lo que tengo alrededor. Si es así, hay que disfrutarlo y nada más.
Fuente: Gaceta UNAM