Aún sin resolverse las demandas de las mujeres para lograr la equidad

En México, como en otros países, las demandas de las mujeres para alcanzar la equidad no resueltas se relacionan con el acceso a la educación, al trabajo en igualdad de condiciones, o a los derechos sexuales y reproductivos, así como erradicar la violencia en su contra, coincidieron expertas de la UNAM.
La presencia femenina en el mercado laboral ha crecido, pero la mayoría se ubica en los trabajos de más bajos ingresos, en la economía informal, el comercio y los servicios, o en industrias como la textil y en las maquiladoras.
Mientras 78 de cada 100 hombres de 15 años y más disponibles para producir bienes y servicios son económicamente activos, en el caso de ellas son sólo 44, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (2018). A eso hay que sumar que en el país siete de cada 10 mujeres con un empleo (68 por ciento) gana como máximo cinco mil 300 pesos mensuales, equivalentes a dos salarios mínimos.
María Luisa González Marín, del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc), explicó que aunque la participación de la mujer en el mercado laboral nacional se incrementó, sobre todo en los años 80, no alcanza ni la media de América Latina, que es de más de 50 por ciento, y está por debajo de países como Perú.
Ana Buquet, directora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG), sostuvo que las mujeres deben ser parte de la innovación para contribuir a cambiar su condición de género.
La entrada a las aulas universitarias fue paulatina e inició a finales del siglo XIX, cuando algunas usaron recovecos legales para ese fin. Otro avance fue el sufragio femenino, que se obtuvo en 1953, recordó la académica.
Pero fue hasta la década de 1970 cuando se conformó un movimiento feminista mexicano más cohesionado y consolidado, en el que se establecieron demandas claras que aún son vigentes, dijo la directora del CIEG.
Uno de los rezagos a superar es la división sexual del trabajo, porque ellas se incorporaron al empleo formal, pero los varones no se integraron a las tareas del hogar, del cuidado y responsabilidad familiares, “y ahí viene el concepto de la jornada doble y hasta triple de trabajo para las mujeres”.
Fuente: DGCS de la UNAM