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Juegos de azar: placeres neurológicos con adicción

En la conducta de apostar en la cual los individuos ponen en juego dinero y bienes, llega a ser tal el placer experimentado que se aviva dicho circuito de la recompensa y puede generar adicción pues.

El desarrollo del juego, incluidos los relacionados a circunstancias imprevisibles como los de azar, han sido paralelos al de la civilización. Es una actividad que ha acompañado al hombre a través de prácticamente toda su existencia; sin embargo, se ha afianzado como actividad lucrativa e industria.

Los seres humanos contamos con un sistema que nos hace experimentar sensaciones de bienestar y placer y esto se encuentra ligado con nuestra sobrevivencia; por lo anterior pasa que diversas acciones simples nos proporcionan esos sentimientos, como beber agua, relacionarnos o el juego, aseguró Hugo Sánchez Castillo, académico de la Facultad de Psicología (FP).

En la conducta de apostar, continuó el también investigador del Departamento de Psicobiología y Neurociencia de la FP, en la cual los individuos ponen en juego dinero y bienes, llega a ser tal el placer experimentado que se aviva dicho circuito de la recompensa, así como lo haría alguna sustancia de abuso, porque el cuerpo busca percibir esa sensación.

La jugadora o jugador no sabe cuándo parar y tiene expectativas, porque el cerebro en ese momento libera sustancias internas que le hacen experimentar placer y tener una pérdida del control mental, señaló.

La adicción generalmente se relaciona con drogas, pero en la actualidad no se puede reducir el término a consumo de sustancias.

Mariana Viruega Muñoz, maestrante en Psicología de las Adicciones en la FP, indicó que con base en la activación de los sistemas de recompensa cerebrales podría decirse que cualquier actividad normal que resulte placentera para el individuo es posible que se convierta en una conducta adictiva, según la frecuencia, intensidad, tiempo y recursos invertidos.

Según la Organización Mundial de la Salud, el juego patológico se refiere como un patrón de comportamiento de actividad persistente o recurrente que puede ser en línea (es decir, a través de Internet) o no, del cual el individuo no tiene control, le da prioridad sobre otras actividades y continúa jugando a pesar de las consecuencias negativas, explicó.

La dopamina, prosiguió, es el neurotransmisor que el cerebro libera durante actividades placenteras, como la comida, el sexo y las drogas; también se libera durante situaciones en las que la recompensa es incierta.

De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco (ENCODAT, 2017) 24.5 por ciento de la población de 12 a 65 años alguna vez ha jugado algún juego de azar por dinero, la mayoría varones.

Las máquinas de apuestas o tragamonedas son los más practicados con un 11.8 por ciento, seguidos de la Lotería / Melate / Tris con 8.3 por ciento y las cartas  con 7.3 por ciento; en tanto, las apuestas por Internet con 0.8 por ciento, los dados con 1.8 por ciento, así como apostar en casinos con 2.5 por ciento presentan las prevalencias más bajas.

Fuente: Gaceta UNAM

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  1. La adicción a los juegos de azar, no es tan alarmante, como la adicción que genera los juegos en XBOX, es impresionante, en este pandemia, la cantidad que jóvenes y adultos que se volvieron adictos en los hogares. Ojalá, aborden este TEMA.

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