Laboratorio de Vivienda realiza diagnósticos y forma a nuevos arquitectos

¿Cuántas personas planean y hacen un trabajo de campo para proyectar una vivienda que habitarán?
Los arquitectos tiene que conocer las necesidades de quienes la habitarán y las características del lugar donde habrá de edificarse; pero, sobre todo, debe atender las exigencias de la población para que viva satisfactoriamente en ella. Con ese propósito, un grupo de expertos alienta el Laboratorio de Vivienda (LV) de la Facultad de Arquitectura.
El LV no sólo realiza diagnósticos y ofrece soluciones técnicas, sino también vincula a los estudiantes con el trabajo profesional a partir de la investigación.
“Hacemos investigación aplicada y formamos futuros arquitectos que puedan desempeñarse, con compromiso social, en la docencia, el estudio o el ámbito profesional”, dijo Alejandro Suárez Pareyón, integrante de la coordinación del LV.
Su planta académica está conformada por arquitectos y urbanistas, un demógrafo y un antropólogo. Además, han colaborado biólogos y geógrafos, así como un ingeniero y un etnólogo. La idea es que, cuando se requiera el punto de vista de otras disciplinas, el equipo se enriquezca.
Dentro de las labores de investigación, uno de los estudios más completos es el denominado “Suelo para vivienda de la población de menores ingresos en la Zona Metropolitana del Valle de México”, apoyado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y la Comisión Nacional de Vivienda.
El núcleo de esta indagación son los diferentes tipos de poblamiento en el Centro Histórico de la Ciudad de México –una de las zonas de mayor concentración urbana del planeta– las colonias populares con densidad baja, media y alta, los conjuntos habitacionales, los pueblos conurbados y los poblamientos residenciales de nivel económico medio y alto.
“Los distintos tipos de poblamiento que hay en la ciudad pueden estar separados por una calle o una avenida. Lo que sigue es verificar cuáles tienen la topografía óptima para vivienda y las posibilidades de dotarlos de instalaciones, equipamiento y servicios. El suelo para uso habitacional es el material básico que investigamos”, explicó Ernesto Alva Martínez, otro de los integrantes de la coordinación del LV.
Ahora bien, no sólo se han modificado las áreas públicas, sino también se ha transformado el interior de los edificios. Para satisfacer sus necesidades, la gente ha derribado muros y ha construido hacia afuera, con vigas y columnas, pero sin saber bien a bien lo que hace. Esto pone en riesgo a los inmuebles ante la ocurrencia de un sismo.
Fuente: Gaceta UNAM