Azucares de plantas, con futuro en nanotecnología

Investigadores del Instituto de Biotecnología de la UNAM, probaron que el polímero de la fructuosa (llamado inulina), se estructura naturalmente en forma de nanopartículas, lo que abre la posibilidad de ser utilizado en la producción de alimentos, cosméticos y medicamentos.
El estudio se hizo a partir de una enzima generada por la bacteria Leuconostoc citreum CW28, que, a partir de sacarosa produce inulina con un alto peso molecular. Dicha cepa se encuentra presente en el pozol, una bebida maya chontal hecha con cacao y maíz.
La inulina es una cadena de azucares (fructuosa) que se encuentra presente en diferentes plantas, como las alcachofas, ajo, cebolla, agave y plátano.
La UNAM, en colaboración con la Universidad de Leeds, Inglaterra, demostraron que la inulina puede ser usada como emulgente (que ayuda a mezclar dos sustancias) y estabilizador de emulsiones proteicas, incluso en el aparato digestivo del ser humano. Al tener un bajo peso molecular se le considera una fibra dietética soluble, un edulcorante y un prebiótico.
“Cuando el prebiótico llega al intestino, las bacterias benéficas de éste lo consumen. Así, las bacterias perjudiciales disminuyen y la población del intestino cambia. Por eso, el consumo de la inulina como prebiótico en la vida diaria puede ayudar a mejorar la salud intestinal de los humanos”, explicó Clarita Olvera Carranza, coordinadora del equipo de investigadores de la UNAM.
La inulina obtenida de las plantas antes mencionadas, ya se comercializa para elaborar soluciones nutritivas para personas mayores, niños y enfermos. No obstante, la obtenida por el Instituto de Biotecnología es un polímero que toma la estructura de nanopartículas.
“Esto es lo interesante, porque no sólo hallamos sus propiedades químicas como compuesto, sino también la estructuración que le da otras propiedades. En eso consiste la diferencia con otros polímeros derivados de las plantas” afirmó Olvera Carranza.
La universitaria señaló que al saber que la inulina puede ser consumida, así como sus beneficios, se abre la posibilidad de usarla para encapsular fármacos y liberarlos en el intestino. Asimismo, destacó que su equipo analiza la posibilidad de utilizar estos polímeros en una terapia génica contra el cáncer de mama, de colón y cervicouterino.
Fuente: Gaceta UNAM